Junto al problema de la vivienda, ayer se dio un nuevo episodio del otro gran conflicto urbanístico para vertebrar el municipio: la recuperación de los caminos rurales y cañadas y la conservación de espacios naturales emblemáticos. Aprovechando el descubrimiento de un histórico monolito que reivindica el uso público de caminos rurales, un hito que se colocó en un cruce cerca del convento de San Jerónimo en 1789 y que hace seis meses se ubicó frente al Ayuntamiento, la plataforma A desalambrar hizo una llamada "a las autoridades", sin distinguir más, para que actúen contra la usurpación de caminos públicos y cañadas, tanto por su valor ecológico y lúdico como por su significado patrimonial e histórico. A desalambrar, incluso, convocó a los cordobeses a concentrarse todos los primeros martes de cada mes frente al monolito para recordar a las administraciones esta demanda.

La alcaldesa, por su parte, recogió el reto y, en el mismo acto, defendió los argumentos de las asociaciones ecologistas y les propuso unirse a una futura comisión municipal para la recuperación de caminos usurpados durante décadas e incluso siglos.