Aparece en el artículo La trama viaria propia de Madinat Al-Zahra y su integración con la de Córdoba, de Juan Manuel Bermúdez (1993):

Situado sobre el arroyo de Pradillos, en el camino de acceso a la Urbanización las Adelfas y en la vía Cordoba-Mérida (Cañada Real Soriana).

Se trata de los restos de las pilas de un puente, inédito hasta el momento y documentado aquí por primera vez. En la orilla Este del arroyo se conservan dos hiladas de sillares, la primera con 4 sillares, en disposición soga (109,36,40 cm)-tizón (55,36,? cm) tizón (84,36, ?)- soga (105,36,40 cm); la segunda hilada, con tres sillares a soga, está retranqueada 10 cm y los sillares presentan unas proporciones de: 107,36,45-115,36,46- 74,36,46. La longitud total de los restos en este lado es de 3,40 m y la altura de 72cm. Los sillares conservan restos claros de almohadillado. En la orilla opuesta del arroyo se conservan dos hiladas de cuatro sillares dispuestos a soga con una longitud total de 1,94 m.

El puente originario debió tener unas pilas con una profundidad de unos 5 m, y una luz de unos 3 m. El módulo y características de los sillares y el ancho de vía (unos 5 ó 6 m) nos indican la presencia de un puente romano sin reformas posteriores que podríamos fechar provisionalmente en época Augustea, extremo éste último difícil de verificar con exactitud.

Descripción en Los Puentes romanos del término municipal de Córdoba (2014), de Ildefonso Ostos

Los restos del puente se localizan en la urbanización Torreblanca, junto a la calle Esquiveles. Daba servicio a la vía Item a Corduba Emeritam, salvando al arroyo de los Pradillos.

Del puente solo quedan visibles una serie de sillares que aparentemente formarían parte de una misma hilada del estribo, paralela al cauce del arroyo, por lo que se situarían bajo el intradós de la única bóveda que compondría el puente.

Este puente se documenta por vez primera por José Manuel Bermúdez (Bermúdez 1993: 263) que identifica en la orilla este dos hiladas de sillares y otras dos hiladas en la orilla opuesta. Bermúdez deduce una luz de 3 m y un ancho de unos 5 m, datando el puente en época augustea.

De las dimensiones actuales de la cuenca del arroyo Pradillos por ese punto, suponiendo que no han debido variar mucho dado el terreno rocoso por el que discurre, se puede deducir que la luz del arco estaría comprendida entre 4 y 5 m y que el perfil de la plataforma sería horizontal. Por otro lado, la suma de las dimensiones de los sillares visibles en la actualidad, en la orilla izquierda, es de unos 4,50 m. Como es una característica típica de los puentes romanos el que coincida la luz con la anchura de la bóveda, creemos que 4,50 m sería probablemente la dimensión tanto de luz como de anchura del puente. El puente se encuadraría en el modelo IV de tipología de los puentes hispánicos romanos.

El material del puente es calcarenita proveniente con toda seguridad de la cercana cantera de Peñatejada, situada a unos 150 m. Los sillares presentan un resaltado almohadillado del mismo estilo de las que pueden observarse en el puente romano de Villa del Río, datado igualmente en época augustea (Melchor 1995: 85)

Los escasos restos no permiten hacer un estudio más profundo del puente. Desde el estudio de Bermúdez en 1993 hasta la fecha, no son visibles muchos de los sillares por él estudiados, quizás arrastrados y enterrados o incluso expoliados. Es urgente realizar una excavación arqueológica que ponga al descubierto la totalidad de los restos existentes, lo cual permitiría un mejor estudio de los mismos. Debido a la escasez de los restos que impiden una reconstrucción del puente, y considerando el peligro que corren de perderse por las avenidas o por expolio, sería conveniente que éstos se trasladen a algún lugar para garantizar su conservación y estudio.

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Foto: Ildefonso Ostos (2014)

 Clip 12

Foto: Juan Manuel Bermúdez