Castillo árabe, también llamado Castillo de Alcolea o Los Torreones. Declarado BIC en 1985
Según Antonio Carbonell Laguna, en «Recopilación de textos históricos de Alcolea de Córdoba» (2018), es un recinto árabe, de época califal (siglo X), en forma de cuadrado, con veinte metros de lado y cuatro torres cúbicas en las esquinas, de las que se conservan los restos de dos de ellas. Posee un amplio aljibe subterráneo en el patio o Plaza de Armas. Su fábrica es de tapial y en sus muros se pueden observar numerosas cerámicas ibéricas, ya que los alrededores son abundantes en yacimientos de este tipo, amén de las cerámicas árabe y romana, tan comunes en toda la comarca.
Además de los dos torreones mencionados, se conservan los cimientos de los lienzos de muralla y el aljibe, relleno de restos de materiales.
El castillo era vigía, no solamente de la vía romana que transcurre al pie del mismo en su parte norte, sino de un puente sobre el río Guadalquivir del que no se han señalado restos, pero es muy probable que existieran y hayan sido borrados por las constantes avenidas y cubiertos sus restos por los aluviones que han modificado en esta zona el río, formando un gran meandro. Este puente fue anterior al actual de Alcolea, ya que este, en sus orígenes, fue mandado construir por el emperador romano Augusto (31 a.C.-14 d.C.), a la vez que la famosa Vía Augusta.
Mayor, si cabe, importancia que el castillo la tiene el descubrimiento de una ciudad íbero-romana que, durante muchos siglos, había existido en esta zona ribereña que domina el castillo. Cerámica ibérica, ya mencionada, griega del siglo IV a.C., romana de los siglos I y II d.C., y hasta de la época califal y postcalifal siembran el terreno por doquier.
Muy bien pudiera corresponderse esta ciudad con la mansión Ad Decumo, que el Itinerario Hispano de Vicarello, en los Vasos Apolinares, se nos describe exactamente a diez millas de Córdoba y a dieciocho de Epora (Montoro). Apoya esta opinión el hecho de que, en la base del castillo, existan restos de una calzada romana que, todavía hoy, puede verse más allá del Puente Mocho y es paralela a la actual carretera de Alcolea a Villafranca, por su margen izquierdo o norte.
Desgraciadamente, la construcción de la vía del tren de Alta Velocidad, AVE, en 1992, ha destruido y eliminado la mayor parte de esta calzada romana y otros restos que aparecieron al realizar las excavaciones, por lo que actualmente es difícil comprobar su existencia.
Foto: VERTICE