En el libro de López Amo Las Aguas de Córdoba, al hablar de las Aguas del Cabildo Eclesiástico, hace esta descripción:
"Esta agua tiene dos veneros, el principal nace en la huerta de Sta. Maria, pasa su atarjea por la huerta del Hierro y se introduce en él otro que tiene su nacimiento en este heredamiento, viniendo por atarjea hasta los llanos donde hay una tinajuela: en este punto principian las tres cañerias que vienen de arcas en arcas hasta la del Campo de la Merced"
Guadalupe Pizarro en su tesis describe la conducción:
"En el siglo XVII el Cabildo Eclesiástico, propietario de las huertas de Santa María y el Hierro, construyó una conducción con la que transportó las aguas que nacían en dichas propiedades hasta Córdoba: las Aguas del Cabildo Eclesiástico. En el archivo catedralicio se conserva un manuscrito fechado de 1752 que las describe, el cual va acompañado de un plano con el que podemos reconstruir su recorrido completo. Sobre su nacimiento, el texto indica que “En la Guerta de Santa María, como quatro millas de la Ciudad de Córdova, en lo más alto del piso contiguo a la cassa, esta el depósito, en una cortadura que naturaleza hizo artifiziosa, en cuio centro formada vobeda de fornida arquitectura la haze parezer hermosa a la bista, aquí nazen, siendo tanta su abundanzia, que de los desperdizios de sus sobras se enriqueze un estanco de treinta Varas de diámetro (= 25 m), que haze más fértil y estimada la dicha posesión”. Todo hace pensar que el manantial principal había servido en origen para el riego de la
Huerta de Santa María, de 100 aranzadas de extensión.
Gran parte del trazado de Santa Clara discurría junto a la orilla occidental del Arroyo de las Piedras, recogiendo en su camino las aguas de otros manantiales. Sabemos que en la Huerta de los Morales se le unían las del venero “de los pozos” y los planos de EMACSA ubican uno de los depósitos de Santa Clara en la Finca Ballesteros que podría haber tenido en origen esa misma función. Todas estas aguas reunidas llegaban “hasta la alcubilla denominada “de la Sima”, cuadrada y de dos varas de lado” . Dicha estructura todavía se conserva en la misma margen del arroyo, justo al sur de la Huerta del Hierro y muy cerca de la actual calle Cursillos de Cristiandad, si bien está muy deteriorada y ha perdido la cubierta a cuatro aguas que la protegería. Desde esta punto las Aguas de Santa Clara comenzaban a circular “de arcas en arcas” repartidas a lo largo de su recorrido."
"La conducción de las Aguas del Cabildo, con origen en la Huerta de Santa María, es una de las que han alcanzado mayor fama en la historiografía sobre el abastecimiento de Córdoba. Ya hemos indicado que muy probablemente su origen fuera árabe, sin embargo, las Aguas del Cabildo, tal y como las conocemos hoy día, tienen su origen en el año 1604, fecha de su construcción. Gran parte de los datos sobre la conducción proceden de un manuscrito del Archivo de la Catedral fechado en 1752, cuando ésta ya había sufrido importantes modificaciones. No obstante, el interés del documento es indudable, no sólo por las descripciones que contiene, sino por incluir un plano de su recorrido completo de valor artístico destacable"
"Los hitos que aparecen en el plano del s. XVIII son reconocibles en el terreno: uno de ellos es la gran alberca de la Huerta de Santa María, que recogía las aguas “más superficiales” usadas para regar dicha propiedad. Parte de de la alberca se mantiene en pie junto al Arroyo de San León (8,15 m de largo y 3,70 de profundidad), visibles en su parte más alta los caños que el plano representa esquemáticamente. La galería de las Aguas del Cabildo llegaba justo hasta este punto y es aquí donde comienzan a verse en superficie los restos de un canal mucho más reducido.
Efectivamente, pudimos seguir los restos dispersos de esta conducción en el camino que baja desde la Huerta de Santa María, pasando por la Finca el Carmen y el Cerrillo hasta llegar a la Huerta del Hierro. Las partes rehechas de ladrillo, revestidas sólo sus paredes, y la cubierta de losas de calcarenita debieron realizarse / reformarse en el periodo moderno o contemporáneo, en ocasiones excavando la zanja de construcción en un lecho rocoso de pizarra. Sabemos también que en el periodo moderno la conducción del cabildo superaba la depresión del Arroyo del Moro hasta en dos ocasiones “por encima de un puente de bien fortalecida cantería, cubierta de un lomo agudo para imposibilitar el paso y mayor seguridad de la atarjea”.
"Una vez en la Huerta del Hierro, al ramal de Santa María se le añadía “otra porsion de agua no inferior a la prinzipal”, la de un manantial que nacía en esa misma huerta, propiedad del Cabildo Eclesiástico; efectivamente, hoy en día, junto a la casa representada en el plano hay una gran alberca, y ésta permanece siempre llena gracias al caudal que mana en la parte alta del terreno. Toda el agua se reunía en una alcubilla “bastante anchurosa, con poyos alrededor”; pues bien, esa alcubilla también sigue en pie y se nos presenta como una caseta de planta rectangular hecha de ladrillo y piedra (3,50 x 4,20 m) con cubierta a dos aguas. La puerta de hierro que la protegería ha desaparecido; así, bajando por una escalera de piedra entramos en la construcción semisoterrada de más de tres metros de altura. Nuestra sorpresa fue que no está muy deteriorada: bajo pintadas recientes se intuyen los grafitos realizados por constructores y cañeros que querían dar fe del mantenimiento y limpieza realizados en su
interior. Allí están los poyos que describe el texto, hechos de ladrillo, y en su lateral occidental, la conducción descubierta, de un metro de profundidad, a la que se puede acceder fácilmente: “una Atajea tan capaz que sin impedimento se puede maniobrar bastante distancia por la prevención de varias lumbreras de piedra de corta distancia tiene repartidas para la claridad de los operarios: obra digna de ver”.
Las lumbreras originales de esta galería, de planta cuadrada, son visibles sobre el terreno, pues están protegidas por pequeñas estructuras de ladrillo con forma de cuppa y revestidas de cemento al exterior. Sus dimensiones aproximadas son 1,13 x 0,86 x 1,25; las puertas de 0,61 x 0,62 m, pero no son todas iguales. En el interior, las paredes presentan los habituales mechinales donde se encajaban travesaños de madera, los cuales, recordemos, servían para bajar al canal, a más de dos metros de la
superficie.
La alcubilla situada a la salida de la Huerta del Hierro, tal y como representa el plano del s. XVIII, se asemeja a una caseta. El agua mana a través de su puerta, a modo de rebosadero, en periodos de lluvia abundante.
Esta galería de enormes proporciones no debió prolongarse más allá de la Huerta del Hierro.
Más adelante, en un lugar llamado “las minas” se cruzaban con “las bovedillas que recogen el agua de las religiosas de Santa Clara, la que por ir más profunda tira del agua de la atajea, haziendola trasminarse”.
El Plano Catastral de 1949 indica la existencia de una “conducción subterránea” que bien pudieran corresponderse con dichas “minas”, un punto donde las Aguas del Cabildo perdían parte de su caudal por filtración en favor de la conducción que circulaba a una cota más baja. Por otra parte J. Castaño ya apuntó que las Aguas del Cabildo se cruzaban con un canal de piedra a la altura de la c/ Platero Martínez, y no podemos descartar que éste fuera el cruce al que se refieren los documentos. Ahora bien, en ese punto las Aguas del Cabildo no eran ya aquella galería abovedada que vimos en la Huerta del Hierro, cuya longitud total desconocemos: de nuevo se convertían en un canal reducido cubierto con sillares de calcarenita y no más de 60 cm de ancho.
F.Gamero escribe en su tesis:
"La Huerta del Hierro dispone de siete alcubillas que se reparten entre tres galerías subterráneas, dos de ellas casi paralelas y una tercera que actúa de sumidero perpendicular a ambas. El manantial Alto está situado a escasa distancia de estas galerías, unos 50 m., anexo al antiguo cortijo de La Huerta, que dispone de una
alberca para gestionar su caudal."
En el plano catastral de 1950 efectivamente se dibujan 7 arcas de agua, dos más al norte, cerca de la finca San Antonio, y las otras 5 muy cercanas, al sur. También se dibuja un trazado de conducción subterránea.
Las alcubillas que estaban cerca de la finca de San Antonio parece que han desaparecido, las demás sí parece que existen aún, e incluso alguna más que no aparece en el plano catastral (algunas son simplemente lumbreras).
La alberca mencionada está junto a la casa de Huerta de Hierro, que está en ruinas, aunque ya no tiene agua.
Completo artículo en Notas Cordobesas
Plano de 1752
Composición de Guadalupe Pizarro relacionando las alcubillas que aparecen en el plano con las que existen sobre el terreno
Croquis de de F. Gamero sobre la conducción del agua en la Huerta de Hierro
Alcubilla y lumbrera. Foto Serafín Parra
Alcubilla de salida de la Huerta de Hierro (Foto I. Pérez Colmenero, Conoce Tus Fuentes)