Se trata de un manantial, que surge del mismo cauce del arroyo. Mucho me temo que en el invierno, esta fuente pase desapercibida o se confunda con las aguas arriba del arroyo, el entorno es de una umbría exuberante muy de agradecer en el estío, cosa que aprovechan muchísimos animales como denotan sus numerosísimas huellas, el manantial en sí, ye es de extraordinaria belleza, nace de una quiebra del terreno, donde se han depositado enormes piedras de desprendimientos y a través de sus resquicios mana, un chorrito de agua, que metros más abajo vuelve a desaparecer; pero con lo que verdaderamente se goza, es en el paseo hasta llegar a ella, el bosque de ribera es tan peculiar y frondoso, que hace un placer su recorrido, la peculiaridad estriba en que es el Almez (Celtis australis), el componente arbóreo más abundante, y ya es de todo sabido el frescor de su tupida sombra.
Acceso: Está perfectamente reseñada en el Catastrón 103 (Hoja 2ª)
Situémonos en la puerta de entrada, de las ruinas de Medina a-Zahara, habrá que seguir, el muro dirección Almodóvar, sin dejar de llevarlo a nuestra izquierda hasta casi su fin, pocos metros antes veremos un cauce que pasa por bajo de él, este es el arroyo de los llanos, seguimos su cauce arriba hasta toparnos con el viaducto Romano de Valdelpuentes (monumento que merece descripción aparte), no más de un centenar de metros arriba, nos encontraremos la cerca que divide, las Laderas Altas del Hornillo, la cerca es fácil de pasar, aunque siempre hemos de recordar que incumple la ley de Aguas, al cortar un cauce y su dominio público, seguimos ascendiendo cauce , un tronco caído nos indicará que hemos de meternos y andar por el cauce y si en ese momento la zarzas os lo permiten, podremos llegar al nacimiento.