Fuentes en el Rosal:

Son dos muy próximas entre sí y muy próximas al cortijo las dos, que surten a sendas albercas, y estas a su vez regaban una magnífica huerta que fue, el agua le llega por conducción (canal de ladrillos) desde muy apartado y el conjunto, aunque muy deteriorado, es de una enorme belleza, tanto una como otra.

Mario López en su libro Fuentes de Córdoba, la que está más próxima a la fachada de la casa la menciona y describe, como la primera fuente y cuenta que en la arquta se puede apreciar piedra antigua.

El Sr. Amo, menciona en la finca cinco fuentes, como la Fuente del Rosal, es casi seguro que sea esta, pero habrá que investigar en cuanto a las otras, que el las llama, del Palomar, del Rayo,, del Zapatero, y de las Hortezuelas todas en el Rosal, hoy se conocen como Buenagua, Zueros, Vizcondesa, la del Rosal y la última sin nombre y habrá que preguntarse, por qué no nombra a una de ellas como la Zueros , pues en el plano militar de 1894 ya la señalan con el nombre de Sueros, mientras que en las Ordenanzas de 1884, sólo mencionan dos fuentes en esta finca la de Zueros y “el abrevadero del Rosal: entre las dehesas de este nombre y el de la Jarosa”.

Pero lo más curioso de estas dos fuentes es que ninguna de las dos las señala el Catastrón.

Acceso:

Habrá que llegar al Cortijo del Rosal, hoy completamente abierto al público, una vez vallado, habrá que entrar por el camino del Rosal, tan público que aun guarda los mojones kilométricos del año 1979, no me refiero al que pasa junto a la alcubilla de Zueros, si no al que parte a la izquierda, hacia El cortijo y la Jarosa, justo frente al camino del Caño, entre los antiguos mojones kilométricos 13 y 14.

Libro Fuentes de Córdoba, de Mario López:

Existe una alberca montada sobre los restos (parece ser) de la primitiva fuente; esta alberca tiene adosada una arqueta donde se observa la piedra antigua. Está ubicada al SO de la barriada a unos 2 km, en la finca Dehesa del Rosal, y a unos 200 metros de la Carretera Córdoba-Villaviciosa. Sirve para el riego de una huerta.

 

Foto del libro Fuentes de Córdoba, de Mario López

Fuente en 2010