TRASHUMANCIA
DE GUADALAVIAR A LA CAROLINA
DE GUADALAVIAR A LA CAROLINA
Hoy en el CPEPA Isabel de Segura en Teruel.
Con esta se ha iniciado un ciclo de charlas “La escuela de
la experiencia”.
Hoy Ángel Fombuena, policía jubilado ha estado contando las
experiencias de las veredas vividas con la vacas mansas de Andrés Belenchón,
desde la primera vez que empezaban a bajar con vacas , 227 esa primera vez; desde
2007 (la más complicado de la primera fue, que las vacas no se sabían el camino)
terminaría acompañando a los
trashumantes en sus veredas hasta el año 2010. En la sala llena de jubilados atentos
a la charla también estaba presente Boli, la perra que le acompaño todos estos años. Un
camino entre 23 o 24 días todo depende de la climatología.
Lo primero que se realiza es la selección del ganado para
llevar en camión las vacas más débiles o tocadas de patas. Las primeras
complicaciones con 8 vacas que tuvieron su becerro en la vereda, siendo necesario
llevarlos en el hato mientras se camina y devolverlos a sus madres en los
descansaderos. Por lo menos durante la noche estaba la comodidad de
instalar un cercado con pastor eléctrico,
que echa hacia tras las vacas, pero no los caballos que saltan y la rompe.
Se hablo de gastronomía, formada por una comida principal y
la caliente de la noche, eso en invierno, en verano está prohibido hacer fuego.
Con el trípode y cadenas para colgar la caldereta. Ya hace muchos años a los de
Guadalaviar les llamaban los “traga ranas”, porque al ir por tierras extrañas,
comes lo que te da el camino, y si son cosas diferentes con más razón. Los vaqueros son gente agradecida, no
protestan por la comida, todo les parece
bien. En la mancha existen construcciones de piedra que sirven para amontonar
las piedras y los conejos las utilizan como refugios, es tal en número que hay,
si eres hábil podías coger alguno a mano, convirtiendo en la cena del día.
Los refugios son un lujo (y escasos) en el camino, la gente que te encuentras ayudan (otros las
espantas) recuerdan el paso de antiguos ganados, es muy solidaria. Te salen al
encuentro con pastas, mistela.
Contó curiosidades como la forma de calentar el agua en verano; se pone un garrafa encima
del techo del hato, en invierno dentro de las brasas un buen rato.
El problema de la anchura de las vereda, en muchos casos
sólo 6 o 7 metros invadida la cañada por viviendas o cultivos (aunque eso es
beneficioso para el agricultor que ha usurpado terreno que no es suyo y para el ganado que puede
servirles de comida)
La foto que ilustra el cartel es un túnel que bordea Cuenca capital
en uno de sus accesos a la capital, como las vacas son mas recelosas que las
ovejas, y siendo la primera vez que pasaban,
al ver una débil luz al otro lado, no querían pasar. No hubo más remedio
que llamar a la Guardia Civil que cortase el tráfico de la autovía y cruzarla
con el ganado. Hay otros lugares complicados como los pantanos, con el peligro
que no se introduzcan mucho las vacas. Si no puede pasar como una ocasión que
unas vacas desesperadas por beber se metieron en una balsa con barro en el
fondo, se quedaron atrapadas y no podían salir, ni con soga, se tuvo que pedir ayuda a unos
lugareños con una pala excavadora.
Otros problemas son los conductores que no
comprenden que hacen unas vacas en medio de la carretera, ha habido muchas
broncas, o recibirnos a escopetazos, para espantar el ganado.
La expectación que se produce en Las Lagunas de Ruidera al
ver el paso del ganado, que cruza por el medio del pueblo, como en algún otro, con
que presenta la gran facilidad que tienen las vacas limpian todo lo que se encuntran
en referencia a flores y geranios que decoran las fachadas.
Durante el camino con un mal año hay que pedir ayuda a
camiones cisterna para dar de beber al ganado.
Estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid fue acompañando y realizando
diferentes estudios de flora y fauna, o la sensación de ver un pinar que
recientemente se había quemado, las vacas al ir rozándose con las pocas ramas
que quedaban las vacas salían todas negras.
Una comitiva la encabeza las vacas punteras, las más
fuertes, en medio las intermedias y al final los becerros, que cierran la
vacada, siempre sus madres les llaman para que no se despisten y tengan la tentación de tumbarse.
Empiezas sin saber nada y terminas aprendiendo de los que
son unos profesiones de su oficio, lo haces por amistad o por colaborar. Un duro camino para vaqueros y animales.