Con menos efectivos de los habituales, quizás por puentes y cruces, emprendemos esta marcha de A Desalambrar de mayo en la que volvemos al territorio ya conocido de
La Alhondiguilla.
Dejamos los coches junto al Puente de Los Arenales y comenzamos a andar por el camino paralelo al río.
Al poco llegamos al camino que va a La Alhondiguilla  y nos encontramos la cancela, cerrada.
En esta ocasión decidimos saltarla, lo que no es demasiado difícil.


Seguimos camino arriba esperando que aparezcan los guardas.


Llegamos al pantano


Y a la casa

Y los guardas no aparecen. Solo nos encontramos con un trabajador que nos dice, con tono normal, que dejemos las cancelas cerradas.
Inaudito, si recordamos que hace 3 años hasta llamaron a la Guardia Civil para impedirnos pasar. ¿Habrán recapacitado los Sänchez-Ramade?


Esta vez seguimos un camino distinto a las otras, el que en el catastro actual viene como Camino de la Alhondiguilla al Bejarano, y que es el
más directo para enlazar con el Vado del Negro


Pasando por Los Baldíos llegamos a la Vereda del Vado del Negro, que también en esta época está preciosa.









En un rato llegamos al Guadiato de nuevo


Como era pronto y la gente quería andar más, decidimos añadir otro paseo e ir a ver los Puentes romano y califal.
Vamos por la margen izquierda




Llegamos al puente romano sobre el río Guadanuño






Y después al puente califal sobre el Guadiato.

Bartolomé Olivares nos dice en su libro Andar por la Sierra de Córdoba cómo se derrumbó:
Un testimonio oral, recogido. en la zona, evoca el derumbamiento del puente, acaecido hacia 1915. Un ranchero bajaba todas las semanas con las bestias cargadas de picón desde la casilla del Palomar donde vivía, hasta Córdobá, utilizado para ello la vereda del Pretorio. Según parece, había temporal una de las veces que marchó cargado de combustible hacia la capital. Al regresar dos días más tarde continuaba lloviendo; era de noche.
Llegó a la altura del Guadiato; el río venía muy crecido, casi tapando los ojos; y las bestias barruntaban el peligro y no querían cruzar ni a palos”. Finalmente cruzaron a fuerza de tirones, aunque la última se perdió en medio de un estruendo.
A la mañana siguiente bajó con la familia a conocer lo ocurrido y vieron que se había derrumbado un pilar del puente, arrastrando consigo los dos ojos que sostenía. Posteriormente, a mediados de los 80, se hundió también el primero de los ojos de la margen derecha.








Y volvemos por la ­margen derecha, primero sendero y luego carril, más cómodo pero menos bonito, aunque con buenas vistas como esta,
que sirve para denunciar que un puente Monumento Nacional esté abandonado, sin ningún tipo de identificación, sin portección, y encima se
permita que pasen todo-terrenos por encima suyo.


Aquí os podéis bajar el track de la ruta en wikiloc